Prof.
ALBERTO GONZALEZ M.
ASIGNATURA: SOCIO HUMANIDADERS II
HISTORIAS DE MUJERES
GUPO: 70 V SEMESTRE ADMINISTRACIÓN
ÁREA: GENERAL
PELÍCULA: LAS SUFRAGISTAS
CONCEPTO: DERECHOS POLÍTICOS
ASIGNATURA: SOCIO HUMANIDADERS II
HISTORIAS DE MUJERES
GUPO: 70 V SEMESTRE ADMINISTRACIÓN
ÁREA: GENERAL
PELÍCULA: LAS SUFRAGISTAS
CONCEPTO: DERECHOS POLÍTICOS
Las sufragistas constituyeron un movimiento femenino que se desarrolló en Inglaterra antes de la primera guerra mundial.
Lo
que hay detrás del famoso lema: “Hechos, no palabras”
Las sufragistas eran una alternativa militante a los grupos que buscaban
el derecho al voto de las mujeres a través de medios pacíficos. El grupo
liderado por Pankhurst inició una campaña radical bajo el lema Hechos, no palabras, que incluía quemar el contenido de
cientos de buzones de correos, romper las ventanas de miles de comercios y cortar
cables telefónicos. Las sufragistas también llamaron a los ciudadanos a invadir
la Cámara de los Comunes y lograron reunir frente al palacio de Westminster a
cerca de 60.000 personas en 1908, aunque la policía impidió que accedieran al
Parlamento.
Derecho
al voto sí, pero no para todas
En
1917 se comenzó a considerar una reforma de la ley electoral en Reino Unido, ante la
posibilidad de que las acciones radicales de las sufragistas se reiniciaran
con el fin de la Primera Guerra Mundial. En virtud de la ley vigente en aquel
momento, aprobada en 1884, solo podían votar los hombres
con ganancias por encima de cierto umbral, lo que dejaba fuera a más del
40 % de los británicos, entre ellos gran parte de los soldados que
habían vuelto del frente. La norma que se aprobó en febrero de 1918 otorgó el
derecho al sufragio a todos los hombres mayores de
21 años y a las mujeres mayores de 30 que poseyeran propiedades. Diez años después, el Parlamento británico aprobó la ley que
garantizaba el sufragio universal para todas las personas mayores de 21
años en Reino Unido, que amplió a quince millones las mujeres con derecho
al voto en el país.
En manos de una ley
masculina
La policía de Manchester arresta a una
sufragista durante una protesta en la calle, hacia 1905, en pleno apogeo de las
acciones en favor del voto femenino. La joven detenida viste la toga que
acredita su condición universitaria.
El 6 de febrero de 1918 el Parlamento británico
reconoció el derecho al voto a las mujeres mayores de 30 años
Fue la victoria de un grupo de
revolucionarias y cambió la condición femenina para siempre. La
batalla por el derecho al voto de las mujeres en el Reino Unido, de unas
militantes dispuestas a pagar el precio más alto por acabar con aquel ultraje.
Centenares de pioneras por la igualdad ante la ley fueron perseguidas,
insultadas, encarceladas, estigmatizadas. En prisión protagonizaron largas
huelgas de hambre. Una de ellas, Emily Wilding Davison, lo pagó con
su vida, cuando se arrojó al paso del caballo del rey Jorge V en el Derby
de Epsom. El martes se cumplieron 100 años del triunfo de las sufragistas y los
ojos del mundo se vuelven hacía aquellas británicas valientes y decididas,
precursoras de las feministas del siglo XX.
Manifestaciones y bombas
En sus manifestaciones las sufragistas se
encadenaban a las verjas de edificios públicos como el palacio de Buckingham, provocaban
incendios, rompían escaparates y peleaban con la policía, que a rastras las
llevaban al calabozo. Aquellas mujeres no dudaron en colocar bombas o
sabotear las redes de tendido eléctrico. En 1913 llegaron a atacar con un
explosivo el domicilio del primer ministro de la época, David Lloyd
George. En la cárcel, las militantes en huelga de hambre fueron
alimentadas a la fuerza. Al comienzo de la primera guerra mundial, Pankhurst
pidió a las simpatizantes que suspendieran sus ataques para colaborar en los
esfuerzos en la lucha nacional contra el enemigo. El papel fundamental jugado
por las mujeres durante el conflicto contribuyó decisivamente a que
finalmente obtuvieran el voto el 6 de febrero de 1918.
Mentalidad retrógrada
En la mentalidad de la época esta subordinación era parte fundamental
del orden social. Los hombres, mejor dotados intelectual y físicamente, debían
encargarse de la esfera pública mientras las mujeres ocupaban la privada bajo
su protección. Las propias mujeres compartían esta opinión, y la transmitían de
madre a hija. Apenas se producían muestras de protesta; en 182, los tempranos
activistas William Thompson y Anna Wheeler se preguntaban: "Vosotras, las
más oprimidas y degradadas, ¿cuándo os daréis cuenta de vuestra situación, os
organizaréis, protestaréis y pediréis su arreglo?".
La reina Victoria y su
esposo, Alberto de Sajonia, con sus nueve hijos
La familia real y el
voto femenino
"Dejad que las
mujeres sean lo que Dios quiso: una buena compañera para el hombre, pero con
deberes y vocaciones totalmente diferentes", escribía la reina Victoria de
Inglaterra en
1870. La mujer que estuvo al frente de Gran Bretaña desde los 18 años, entre
1837 y 1901, rechazaba el voto femenino: "Si las mujeres se “despojaran”
de sí mismas al reclamar igualdad con los hombres –decía–, se convertirían en
los seres más odiosos, paganos y repugnantes, y seguramente perecerían sin
protección masculina". La actitud de sus hijas fue diferente, en especial
la de Luisa, que se relacionaba con las sufragistas (de forma privada, debido a
la posición de su madre) y cuya cuñada lady Frances Balfour fue una prominente
sufragista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario